Dejé mi corazón donde tú sabes,
pero una canción nunca es suficiente
para poder llevarte serenata,
se necesita ser muy muy valiente.
La luz de tu ventana se ha encendido
y yo con guitarra fosforecente,
canto para que sepas que estoy vivo,
que sigo siendo tu viejo indecente.
Un buche de cerveza que está tibia
de tanto yo tenerla entre mis manos,
que por estár cantando no bebía,
recuerdo que ya se me había olvidado.
Volví para decirte que los perros
no dejaban cantar de cualquier modo,
quise patearlos yo de uno por uno
y ahorita ya no ladran; me hacen coros.
Solté la rienda, dijo José Alfredo,
Jimenez al igual que mi apellido,
me quitaré este saco y el sombrero
y juraré no haberte conocido.
Me llevo de tu casa una gardenia,
me llevo tu silueta en la ventana,
y gracias, me despido y con tu veñia,
ya casi acabaré mi serenata.
Más ahora que haz salido en la mañana,
y vi tus piernas, me quedé encantado,
y aunque no eres la misma que Mariana,
discúlpame el haberte despertado.
Pues juro que me equivoqué de casa
y aunque me sienta muy muy apenado,
lo juro aquí abajo de tu ventana,
un gusto fue el haberme equivocado.
Un placer fue el haberme equivocado.
Un gusto fue el haberme equivocado...
Jajaja, qué interesante tu poema, la verdad te felicito, muy bueno y lo he disfrutado, sobre todo el final, me encantó y me hizo reír.
ResponderEliminarGracias! pero ni es un poema, ni es mío. xD Es una rola del nuevo disco de Armando Palomas, ese muchacho es la onda. Por cierto va a venir creo que el 17 a Aguas. Vamos!
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