Y alcancé la paz con la soledad de aliada, porque antes que sentir dolor mejor no sentir nada. Hasta que un hada apareció de repente en mi mente, iluminando un corazón inerte. Me habló y me dijo que él nunca se va para siempre, que el amor camina libre como el alma de la gente, que no entiende de añoranzas, ni lamentos, que sólo vuelve cuando siente que llegó el momento.
Ahora sé que el amor fuera de nosotros sólo es viento; necesita de un cuerpo donde hallar cobijo y tiempo para madurar mientras nos murmura voces de luz pura e infinita que invitan a levitar.
Pero es caprichoso y marcha en busca de aventura, dejando el alma desnuda en manos de la locura. Sólo nos queda esperar; jugar con la soledad a oscuras hasta que llega otra figura que nos cura.
En éstos tiempos de huída el amor viene y va. Cuando todo está perdido, otra luz vendrá, matará el frío sombrío de la soledad. Ignacio Fornés.
Muy bonitas y rítmicas palabras :)
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