To like or not to like...

jueves, 25 de agosto de 2011

Tiempos modernos que se burlan de lo tierno y se distancian de lo eterno.

Y alcancé la paz con la soledad de aliada, porque antes que sentir dolor mejor no sentir nada. Hasta que un hada apareció de repente en mi mente, iluminando un corazón inerte. Me habló y me dijo que él nunca se va para siempre, que el amor camina libre como el alma de la gente, que no entiende de añoranzas, ni lamentos, que sólo vuelve cuando siente que llegó el momento.
Ahora sé que el amor fuera de nosotros sólo es viento; necesita de un cuerpo donde hallar cobijo y tiempo para madurar mientras nos murmura voces de luz pura e infinita que invitan a levitar.
Pero es caprichoso y marcha en busca de aventura, dejando el alma desnuda en manos de la locura. Sólo nos queda esperar; jugar con la soledad a oscuras hasta que llega otra figura que nos cura.
En éstos tiempos de huída el amor viene y va. Cuando todo está perdido, otra luz vendrá, matará el frío sombrío de la soledad. Ignacio Fornés.

martes, 9 de agosto de 2011

Fruta podrida

Tendemos sin darnos cuenta a generalizar, ya que pensamos que si uno lo hizo todos son culpables o llevan en su interior esa semilla y el prejuicio en nuestra mente es casi indeleble como una cicatriz que dejará a otros estigmatizados.

Paso fino

Sólo para que te quede claro, estaba dispuesto a negarme todo el tiempo. Pero como sé que estás pensando en mí ahora, puedo persuadirte a que lo hagas.
Entonces quiero que me llames enamorado, tierno, suave. También puedes decirme cariño, ángel. Mejor llámame deseo, papito, chongo, caballo, hipógrifo y delirante.
Llámame loco, fresco, tímido, discreto, atento y caballero. Llámame primero.
Por qué no pruebas con anunciarte?  Llámame a gritos con calentura diciéndome sexy en egipcio.
Llámame amigo, común, elegido, regalo. Llámame para inventar caprichos. Llámame con nombres falsos; llámame: Ricardo, Segismundo y Petardo. Llámame para mostrarme cosas prohibidas. Llámame grosero, puerco.
Llámame señor.
Llámame como susurrando el estertor secreto de tu alma. Llámame dibujando con el hilo de baba un culo. Llámame para mostrarme cosas prohibidas. Llámame cobarde, pirata, atorrante y bucanero. Llámame gentuza. Llámame campeón, maricón y misógino.
Llámame su majestad y ríndeme pleitesía,
de la buena, la que da alegría.

Llámame dios, juez, autoridad y esclavista. Llámame diciéndome sin sentidos. Llámame miserable, patán, embustero. Llámame, dictador, formidable, fulano e impostor.

Y si crees pertinente;  Llámame macho, llámame peleador.

domingo, 7 de agosto de 2011

Infamita

Yo creo que usted finge no entenderme, aunque me parece haber hablado muy claro. Pero ya veo que no me toma en serio. Creo que está usted cometiendo un error.

lunes, 1 de agosto de 2011

Ay, wey...

Se escribe te quiero, se pronuncia conmigo, del verbo tenerte y del tiempo en futuro perfecto para siempre.